lunes, 4 de mayo de 2015

Esperanzas de volver a caminar

  • La técnica que devolvió la movilidad a un parapléjico se ensayará en España

     

    Darek Fidyka, un paciente que ha recuperado parte de su movilidad. 

     

    Darek Fidyka volvió caminar por primera vez desde que una puñalada trapera le dejara en una silla de ruedas hace más de cuatro años. La hazaña se conoció en octubre del año pasado, coincidiendo con su publicación en la revista científica Cell Transplantation. Lo que muy pocos saben es que este hito médico se logró gracias a una técnica desarrollada por la investigadora española Almudena Ramón.
    La doctora Ramón fue la primera en el mundo en abrir -en 1.992- una línea de investigación sobre la purificación y uso de células de la nariz para regenerar la médula. También probó, dos años después, que efectivamente un trasplante de estas células de la glía envolvente olfatoria permitía dicha regeneración. En el año 2000 consiguió la recuperación funcional de ratas parapléjicas con esta misma técnica, y a raíz de este éxito experimental investigadores de todo el mundo decidieron seguir sus pasos y replicar sus estudios. Entre ellos Geoffrey Raisman, el científico británico que logró la recuperación de Fidyka en 2014.
    Raisman llevaba años estudiando el sistema vomeronasal y cuando supo del hallazgo de Ramón decidió avanzar en el enfoque de la científica española. Incluso trabajaron juntos en una investigación -publicada en 2012- sobre el procedimiento quirúrgico a seguir para el trasplante de glía envolvente olfatoria. Raisman consiguió financiación privada y pudo probarlo por primera vez en una persona, aunque al hilo de su éxito no se olvidó de citar el trabajo de su compañera en una entrevista que concedió a ELMUNDO. Ahora, la doctora Ramón podrá probar también su técnica en humanos, y en España, como directora del Centro de Innovación Médica en Regeneración Medular (CIMERM), que ha visitado este periódico.
    CIMERM se ubica en el hospital IMED de Elche (Alicante) y se vale de sus servicios específicos, como el de radioterapia o neurofisiología. Algunos de los profesionales del hospital forman parte también del grupo multidisciplinar de especialistas de CIMERM, bajo la dirección médica de Ramón. El equipo ya ha comenzado a aplicar su Terapia Regenerativa Medular (TRM) en un primer paciente: un niño de siete años que en menos de cuatro meses ha recuperado movilidad de cuello y hombros y la capacidad de respirar sin estar conectado a una máquina. Cinco personas más comenzarán muy pronto la TRM, tras haber superado la fase inicial de diagnóstico.
    La terapia va más allá del trasplante de glía envolvente olfatoria. Consta de cuatro fases, basadas en las investigaciones de Ramón a lo largo de estos años en el CSIC y en colaboración con la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Bajo los fundamentos de la plasticidad cerebral, muestran los beneficios de combinar el trasplante celular con técnicas de activación medular para potenciar la recuperación del sistema motor y sensitivo. "Lo que hacemos es tratar al paciente de forma integral, no solo la médula espinal de forma aislada", afirma Ramón. "Primero estudiamos qué funciones se han perdido, qué fibras se han dañado y en qué estado se encuentra cada persona", explica. Ésta es la fase de diagnóstico multisistema, que consta tanto de pruebas médicas como psicológicas. Entre ellas, una tractografía para saber qué zona del cerebro da la orden de mover cada parte del cuerpo; un estudio neurofisiológico del sistema nervioso para comprobar si hay daños -como una presión en el nervio ciático- enmascarados bajo la lesión medular, o un estudio biomecánico para conocer el estado de huesos, articulaciones, tendones, músculos etc. en relación con la capacidad de movimiento o resistencia del paciente. Con la información obtenida se desarrolla un mapa anatómico de cada persona.
    A partir de este mapa, el equipo diseña en conjunto una Terapia de Activación Medular (TAM) individualizada enfocada a recuperar la movilidad de las conexiones no dañadas por la lesión medular. La fase siguiente, en caso de llegar ésta a un punto de estancamiento, es la del trasplante celular. Lo primero sería evaluar en cada caso qué zonas específicas de la médula espinal requieren de una inyección de glía envolvente. Las células se obtienen del propio paciente, tras la extracción quirúrgica de un bulbo olfatorio. Éste se traslada en un tubo estéril a una sala blanca donde se purifica la glía. La cuarta y última fase consiste en la reinervación y estabilización funcional para ayudar a la regeneración medular. Se trata de favorecer la reconexión de las fibras nerviosas rotas por la lesión medular, de activar su funcionamiento y de estabilizar e integrar las funciones recuperadas con las del resto del organismo.

    Un método controvertido

    La aplicación de esta técnica en España no está exenta de polémica. Para el doctor Joan Vidal, jefe de la Unidad de Lesión Medular del Institut Guttmann (Badalona), su eficacia todavía no se ha demostrado en un ensayo clínico amplio y por lo tanto "privatizar estos tratamientos sin tener unos resultados totalmente fiables es de alguna manera jugar con la esperanza de los pacientes". La doctora Ramón, sin embargo, asegura que "cumple todos los criterios establecidos por la comunidad científica internacional para realizar terapias experimentales en lesiones de médula espinal y dar el salto a personas".

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