El avance, afirman los científicos, podría conducir a tratamientos para la regeneración muscular en pacientes con enfermedades como distrofia muscular o el debilitamiento de los músculos asociado a la edad.
Los investigadores de la Universidad de Colorado trasplantaron células madre a ratones jóvenes y observaron que el tamaño de sus músculos se duplicó. Y los beneficios perduraron hasta la vejez.
Tal como expresan los científicos en Science Translational Medicine (Medicina Traslacional), el estudio podría ayudar a tratar varios trastornos musculares si se logra repoblar áreas de tejido dañadas por enfermedades o lesiones.
Resultado sorpresivo
La debilidad muscular es un problema común entre las personas de edad avanzada y está vinculada a la pérdida de masa muscular en brazos y piernas.
Este trastorno puede conducir a una súbita disminución en la calidad de vida de los ancianos y en algunos casos a un incremento en la necesidad de apoyo y cuidados adicionales.
Los científicos todavía no logran comprender con claridad las razones por las que ocurre una reducción en la producción de células musculares en la vejez, pero el trabajo de la Universidad de Colorado probó la teoría de que las células madre musculares podrían ayudar a detener o incluso revertir este trastorno.
Los expertos indujeron una lesión en los músculos de la extremidad de ratones jóvenes y les inyectaron células madre musculares tomadas de otro ratón.
Descubrieron que la herida no sólo logró sanar rápidamente, sino que además el tamaño de su músculo aumentó un promedio de 170%, con un incremento de 50% en la masa muscular.
Los más sorprendente, afirman los científicos, fue que estos beneficios no se evaporaron con el paso de los meses, como se predecía.
Cuando los ratones estaban a punto de cumplir dos años -el equivalente de la vejez en la edad humana-, el tamaño de sus músculos seguía igual.
El profesor Bradley Olwin, quien dirigió la investigación, afirma que "esto fue un resultado muy emocionante e inesperado".
"Ninguno de los signos que se ven los músculos envejecidos aparecieron en los ratones. Al parecer, el material trasplantado provocó un estímulo para que las células se autorrenovaran, esencialmente dirigiendo la producción de células musculares".
La lesión que los expertos crearon en el ratón también pareció tener un papel importante en este proceso, porque cuando las células madre fueron inyectadas en un músculo que no había sido lesionado no se observó crecimiento.
Obstáculos
El profesor Olwin afirma que, aunque las células utilizadas en estos experimentos se originaron de otros ratones, algún día podría ser posible diseñar un fármaco que pueda provocar una respuesta similar con las propias células madre del paciente.
Según el investigador, esto podría abrir la puerta a nuevos tratamientos tanto para la pérdida de masa muscular en la vejez como para enfermedades como la distrofia muscular, con la cual se inicia un desgaste muscular irreversible en la juventud.
Otros expertos subrayan que, aunque el estudio es "estimulante", hay varios obstáculos que tendrán que resolverse antes de poder contar con una terapia para seres humanos.
Uno de estos obstáculos, dice el doctor Hans Degens, del Instituto para la Salud y Movimiento Humano de la Universidad Metropolitana de Manchester, Inglaterra, es la necesidad de controlar el rechazo del sistema inmunológico cuando se trasplantan células de un donante.
"Una de las principales preocupaciones es que al parecer es necesario inducir una herida antes del tratamiento", comenta el especialista.
"Y con el desgaste muscular tendríamos que decidir qué músculos tratar, ya que la terapia sólo tiene un efecto en un músculo".
"También debemos notar que los músculos de ratones son considerablemente más pequeños que los músculos humanos, así que tendríamos que aplicar mútiples inyecciones", agrega.
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