Además el polímero se estira a dimensiones irreales. Pronto será imposible distinguir un robot de un humano.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford ha logrado crear un nuevo polímero de piel sintética, capaz de estirarse y autorecuperarse ante incidentes que alteren su estructura, justo como lo hace un músculo natural biológico, lo que supone un importante avance para el futuro de la robótica, el imperio ciborg, el reino replicante y la eventual conquista de las maquinas sobre la humanidad.
Imitar las cualidades de los músculos naturales es uno de los mayores retos presentes de la robótica y la háptica, los compuestos actuales son capaces de emular el comportamiento de estos sistemas mediante la aplicación de cargas eléctricas, pero son extremadamente sensibles y una vez alterada su estructura por una ruptura es muy complicado restituirlos. Hasta ahora.
De acuerdo con un reporte de PhysOrg, el proyecto, liderado por el profesor Zhenan Bao,comenzó con el desarrollo de un elastómero sintético, cuya elasticidad parecía estar dentro del promedio, hasta que decidieron probar el punto de ruptura definitivo del material, para descubrir que una muestra de apenas 2,54 centímetros fue capaz de extenderse hasta los dos metros y medio.
Pero eso no es todo, los investigadores de Stanford también descubrieron que gracias a su proceso de enlace de moléculas, generado durante la formación del polímero y denominado como crosslinking, el material también habría sido dotado con una capacidad extraordinaria para autorecuperarse tras un episodio de alteración, logrando retomar su estructura original sin problemas, incluso a temperaturas tan extremas como los -20°C.
Este polímero está destinado a sustituir a los actuales compuestos utilizados para emular piel y músculos en aplicaciones robóticas y prostéticas.
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