Una nueva técnica mejora la función del lenguaje en pacientes con accidente cerebrovascular con impedimento crónico del habla-lenguaje, según muestra un artículo con vídeo que se publica en 'Journal of Visualized Experiments'. Los derrames cerebrales se producen cuando un coágulo cerebral bloquea el flujo sanguíneo en partes del cerebro, esencialmente matando de hambre a grupos de neuronas de oxígeno, que es necesario para la función normal.
Casi 130.000 de los 795.000 derrames cerebrales que sufren anualmente los estadounidenses cada año terminan en muerte, lo que representa aproximadamente el 5 por ciento de los fallecimientos en Estados Unidos. Los restantes 665.000 pacientes con accidente cerebrovascular padecen una amplia variedad de efectos secundarios que van desde la pérdida completa de la función motora con pérdida del habla a un estado catatónico.
Debido a la terrible naturaleza de estos eventos vasculares cerebrales y sus consecuencias, muchos investigadores clínicos se centran en la prevención, la rehabilitación y la restauración de la función del ictus.
Una técnica desarrollada a través de estos esfuerzos utiliza la estimulación magnética transcraneal (TMS) para mejorar la función del lenguaje en pacientes con accidente cerebrovascular con afasia crónica. Los pacientes que se han sometido a este procedimiento han llegado previamente a una meseta en su capacidad para producir lenguaje fluido.
"El corazón de nuestro trabajo es el uso de la estimulación cerebral no invasiva para modular las redes corticales que creemos que están en proceso de cambio. Creemos que esos circuitos en el cerebro se pueden remodelar y podemos ajustar aún más el uso de la estimulación no invasiva", explica Roy Hamilton, codirector del Laboratorio de Cognición y Estimulación Neural en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos.
Y continúa: "Para la mayoría de la gente el hemisferio izquierdo tiene un papel dominante en nuestra capacidad del lenguaje. El cerebro tiene la capacidad de reorganizarse y reelaborar algunos de las redes y la geografía que representa las habilidades cognitivas específicas".
La estimulación magnética transcraneal primera se llevó a cabo con éxito en 1985 por Anthony Barker y sus colegas en Sheffield, Reino Unido. La técnica se aprovecha de un aspecto de la física derivado de la Ley de Biot-Savart, que establece que una corriente que circula a través de un cable genera un campo magnético. Debido a que las neuronas actúan como cables eléctricos en el cerebro, dirigidos a poblaciones de neuronas con un campo magnético pueden modular su función, de forma más o menos reactiva. Durante los últimos 28 años, TMS se ha utilizado en varios campos de investigación, pero sólo se ha usado recientemente para el tratamiento de pacientes con accidente cerebrovascular.
Los resultados iniciales del trabajo con una población bien curada de los pacientes con accidente cerebrovascular en el laboratorio del doctor Hamilton demuestran una mejora a largo plazo en la producción del lenguaje después de la estimulación con TMS. "Con el uso de nuestra técnica, podemos tomar a los pacientes que están en el periodo de estancamiento teórico [de recuperación] y provocar la mejora continua. Nos gusta pensar en ello como la mejora de su plasticidad del lenguaje", afirma.
"Los pacientes tratados con TMS ven una recuperación prolongada, es decir, que no sólo van a experimentar una mejoría inmediata, sino que también obtendrán el desarrollo continuo de sus capacidades lingüísticas meses después del tratamiento", añade el principal investigador.
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