El equipo de los doctores Baptiste Lacoste y Edith Hamel, del Instituto y Hospital Neurológico de Montreal, dependiente de la Universidad McGill en Canadá, y el Dr. Réjean Couture, de la Universidad de Montreal en Canadá, encontró un aumento en el nivel de un receptor conocido como receptor B1 de bradiquinina (B1R) en el cerebro de ratones con enfermedad de Alzheimer. El B1R está implicado en procesos inflamatorios.
Administrando una sustancia que bloquea selectivamente la acción de este receptor, los investigadores observaron mejoras importantes en la función cognitiva (incluyendo la memoria) y la cerebrovascular. Incluso los animales con dicha enfermedad en fase avanzada experimentaron mejoras.
La enfermedad de Alzheimer destruye las células nerviosas, pero también afecta la función de los vasos sanguíneos en el cerebro. En este estudio no sólo se observaron mejoras en el aprendizaje y la memoria, sino también una marcada recuperación en el flujo sanguíneo y la reactividad vascular, o sea, la capacidad de los vasos cerebrales para dilatarse o contraerse cuando es necesario. El funcionamiento correcto de los vasos sanguíneos en el cerebro es vital para proporcionar nutrientes y oxígeno a las células cerebrales, y por eso las enfermedades vasculares representan factores de riesgo importantes para el desarrollo de enfermedad de Alzheimer a edad avanzada.
Otro resultado interesante es una reducción de más del 50 por ciento de beta-amiloide, un péptido que en concentraciones inadecuadas resulta pernicioso y que es característico del Mal de Alzheimer. Normalmente, estos fragmentos de proteína se acaban eliminando. En la enfermedad de Alzheimer, estos fragmentos de proteína se agrupan, formando placas, un factor que se cree que contribuye al deterioro de las funciones neuronales y vasculares.
El tratamiento es ciertamente prometedor, pero, como en todo tratamiento experimental, hay que valorar los resultados con prudencia, y aguardar a que se investigue más antes de dejarse llevar por el entusiasmo.
El tratamiento es ciertamente prometedor, pero, como en todo tratamiento experimental, hay que valorar los resultados con prudencia, y aguardar a que se investigue más antes de dejarse llevar por el entusiasmo.
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