
El trabajo, que aparece publicado en la revista Nature, fue realizado en monos. Tras inyectar en la médula espinal una sustancia para provocar una parálisis transitoria de los miembros, los científicos implantaron en el cerebro de los animales unos electrodos que recogen la actividad de unas cien neuronas. Como se trata de las neuronas “ejecutoras” de las órdenes finales que han sido procesadas en otras regiones cerebrales, basta analizar un número relativamente pequeño para “interpretar” sus descargas nerviosas y traducirlas como órdenes concretas. En los monos temporalmente paralizados, esto les permitió recuperar la movilidad de la mano y volver a agarrar objetos.
El sistema puede mejorarse todavía más, y las aplicaciones, evidentemente, podrían tener un enorme impacto en el tratamiento de lesiones medulares o de otros tipos de parálisis.
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