viernes, 9 de marzo de 2012

Pelicula Intocable (Recomendada)


Estamos ante un fenómeno: diecinueve millones y medio de personas han visto la película de Nakache y Toledano en Francia: uno de cada cuatro posibles espectadores en edad de pagar su entrada en el país vecino. Intocable ha tocado nervio en la sociedad francesa, eso es evidente. O también se podría decir que la ha anestesiado. Pero abandonemos la sociología para volver a la película en sí: ¿qué tiene esta Intocable para atraer al público en masa, francés o no? Porque el éxito se ha repetido en países tan diferentes como Alemania e Italia, donde ya se ha estrenado el filme.
Gracias a un brillante guión, Intocable tiene la habilidad de convertir asuntos cargados de tensión –marginalidad de arrabal, el color de la piel, la pobreza– en entretenimiento despojado de mala conciencia. Se basa muy libremente en hechos reales, y afronta la historia del encuentro entre Philipe (François Cluzet), aristócrata paralizado de cuello para abajo, y Driss (Omar Sy), joven emigrante senegalés y pequeño delincuente de barrio.
El buen hacer de ambos actores –y el pulso seguro de los directores– atempera las diferencias entre el millonario paralizado y triste y el joven salvaje. Y donde uno espera conflicto hay buen rollo, porque son una pareja que machaca estereotipos. O quizá los perpetúa, ya que la línea entre una cosa y otra es muy fina. Da igual. Al final no somos espectadores; somos cómplices.