jueves, 22 de abril de 2010

Desactivar un gen puede mejorar el pronóstico en lesionados medulares

POR LA REACCIÓN GENÉTICA AL TRAUMATISMO


La desactivación de un único gen podría mejorar de forma significativa la recuperación a largo plazo en las personas con lesiones en la médula espinal, según un estudio dirigido por la Universidad de Maryland en Baltimore (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Science Translational Medicine'.

Los descubrimientos abren la vía al desarrollo de nuevos tratamientos para las lesiones medulares, que a menudo dan lugar a daños que se mantienen durante toda la vida, ya que la mitad de los afectados se consideran parapléjicos.

Los investigadores explican que un golpe repentino y traumático en la médula puede fracturar el hueso o dislocar vértebras, lo que puede a su vez aplastar y destrozar axones, las ramificaciones de las células nerviosas que portan las señales a lo largo de la médula entre el cerebro y el resto del cuerpo.

En un intento de protegerse tras la lesión, la médula a menudo causa más daños a sus propias células. El gen Abcc8 activa Sur1 tras la lesión, una proteína que forma parte de un mecanismo de defensa que trata de proteger las células de una muerte causada por un exceso repentino de calcio. Sur1 porta sodio a la situación, lo que ayuda a disminuir la cantidad de calcio que entra en las células. Sin embargo, en las lesiones graves este mecanismo de protección se ve afectado y la proteína Sur1 se descontrola, lo que lleva a una entrada de sodio no deseada que lleva a la destrucción y muerte celular.

Los científicos, dirigidos por Marc Simard, estudiaron tejidos de la médula espinal de humanos, ratones y ratas tras una lesión medular y descubrieron que los mismos mecanismos de muerte celular y destrucción del tejido en los que participa Sur1 están activos en las tres especies.

Al desactivar el gen Abcc8 que codifica la proteína Sur1 los investigadores pudieron detener el proceso autodestructivo y mejorar la recuperación a largo plazo en los ratones dañados con la médula dañada.

Además, los autores mostraron que en ratas, la supresión a corto plazo del gen Abcc8 con un oligodeoxinucleótido, una cadena única de ADN específica que se une a los genes y bloquea temporalmente su activación dio lugar a un daño mucho menor tras la lesión.

El estudio muestra que el tratamiento de pacientes lo antes posible tras una lesión de médula utilizando la técnica del oligodeoxinucleótido para silenciar el gen Abcc8 podría reducir la destrucción global de tejido que sigue a la lesión medular y mejorar la recuperación a largo plazo.

martes, 6 de abril de 2010

Crean piel para víctimas de quemaduras

dicos en Australia están desarrollando una nueva piel de reemplazo para víctimas de quemaduras.

Se trata de un órgano cultivado en el laboratorio totalmente funcional y de grosor completo que podría transformar la vida de las personas que sufrieron quemaduras.

Tal como señalan los científicos de Sydney Burns Foundation (Fundación de Quemaduras de Sidney) de la Escuela de Medicina de la Universidad de Sidney, se espera que la nueva piel pueda ofrecer a los pacientes mayor movimiento y sensibilidad que los injertos que se utilizan actualmente para estas lesiones.

Estos injertos sólo reparan la capa superior de la piel y por lo tanto no pueden estirarse, ni pueden contener vello o sudor.

Según los investigadores, la nueva piel que está siendo desarrollada podría sustituir a todas las capas de la piel lesionada y restaurar todas las funciones del órgano.

"La idea es crear una estructura parecida a una esponja -llamada andamio- similar a la que se encuentra en la capa más profunda de la piel humana" explicó a la BBC el profesor Peter Maitz, quien dirige el estudio.

"En esta estructura colocaríamos las propias células del paciente para cultivar la nueva piel y una vez que se complete el verdadero desafío será lograr que esta estructura sea aceptada por el organismo".

"Este es el "Santo Grial" de la bioingeniería, desarrollar cualquier trozo de tejido o cualquier sistema orgánico y lograr que sea aceptado por el receptor", expresa el científico.

Injertos funcionales

Las técnicas de trasplante de piel han avanzado mucho en años recientes, sin embargo las quemaduras de grosor completo (o de tercer grado, en las que se dañan todas las capas de la piel) hasta ahora no pueden repararse totalmente.

Dependiendo de su profundidad y severidad, las lesiones por quemadura se cubren con injertos de piel, ya sea de grosor completo o parcial.

Esos injertos se obtienen por lo general de alguna otra parte del cuerpo del paciente. Asimismo, se puede llevar a cabo una biopsia de piel del paciente para cultivar capas de su propia piel en el laboratorio.

Pero con estos cultivos sólo se puede obtener la epidermis -la capa superior de la piel- que contiene muy pocas de las funciones vitales del órgano que son importantes para el resto del organismo.

Cuando una quemadura destruye la dermis -la capa más profunda de la piel- también destruye el tejido que contiene nervios, vasos sanguíneos, glándulas sudoríparas y folículos capilares.

Hasta ahora la ciencia no ha logrado encontrar una forma de recrear las estructuras que pueden restaurar todas estas funciones de la piel, que incluyen el control de la temperatura, la sudoración, el sentido del tacto, placer y dolor y la corriente del flujo sanguíneo.

Los injertos que se utilizan actualmente con las víctimas de quemaduras sólo han logrado simular algunas de estas propiedades de la dermis.

Calidad de vida

Tal como explica el profesor Maitz, la nueva piel podría superar todos estos obstáculos.

Los científicos australianos están colaborando con otros equipos en el mundo y esperan próximamente poder probar el nuevo órgano.

Según el profesor Peter Haertsch, quien también colabora en la investigación, contar con una piel de reemplazo de grosor completo sería un enorme avance.

"A través de los años hemos logrado que muchos pacientes sobrevivan. Pero lo que no se ha logrado es avanzar en la calidad de vida que se puede ofrecer a esos pacientes."

"Y la única forma de lograrlo es poder reemplazar su piel quemada con algo similar a su propia piel. Para ello necesitamos dedicar mucho dinero para la investigación de lo que yo llamo "equivalentes de la piel viva"" expresa el científico.

Todavía faltan más investigaciones para que la nueva piel pueda estar ampliamente disponible, pero los científicos esperan comenzar las pruebas de la piel de reemplazo en ratones y cerdos en los próximos 12 meses.

Si los resultados son exitosos, se espera que el nuevo órgano comience a probarse en pacientes humanos en los próximos tres años.